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Foto del escritorFrancisco Briones R.

La economía necesita ser sanada, no dopada

En los últimos años el endeudamiento ha tomado particular importancia en el debate económico del Ecuador. Tras el fin del boom petrolero Finanzas empezó una especie de “dopaje” de la economía a base de deudas. Con eso ha conseguido “elevar” la actividad del sector productivo y contener ficticiamente el agravamiento de la crisis. Tanto, que durante los primeros dos meses del 2017 el financiamiento público ($2.497 millones) fue la principal fuente de los ingresos del Estado, superando incluso a los ingresos tributarios ($2.194 millones). La deuda pública crece cada vez con mayor frecuencia.

Eso nos lleva al punto crítico del endeudamiento ecuatoriano, su sostenibilidad. Es decir, si el país será capaz de pagar sus obligaciones a tiempo. Con una deuda total equivalente aproximadamente al 40% del PIB el problema principal no es el stock, o el monto, sino las condiciones. En esto tienen que ver el costo y los plazos, lo que se conoce como el perfil de la deuda. Básicamente responder a dos preguntas: ¿cuándo hay que pagarlas? y ¿cuánto interés se paga?

Deuda Externa

Según el Prospecto de los Bonos 2026, en el que el Ministerio de Finanzas libera más información que la que publica en su sitio web, el nuevo Gobierno que se posicionará el próximo 24 de mayo tendrá que pagar el 42% del capital de la deuda externa adquirida por el gobierno de Rafael Correa solamente entre 2014 y 2016. Y el subsiguiente otro 35% más. Esto nos da una clara señal de lo corto que es el plazo de las deudas externas adquiridas por Correa (ver además tablas). En total, si incluimos también los intereses, el próximo Presidente deberá pagar $16.905 millones de las deudas de Correa, y el siguiente periodo $12.394 millones. El nuevo Presidente deberá usar todo su conocimiento financiero para resolver este problema.

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Lo otro tiene que ver con los intereses. Debido a diversos factores económicos y fiscales el Ecuador sufre un alto castigo financiero al momento de adquirir deuda externa. Una de las formas más directas de observar esto es comparando el rendimiento de los bonos del Estado ecuatoriano con los de los Estados Unidos considerados “libre de riesgo”. La tabla a continuación muestra los resultados para las emisiones recientes.

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Los dos aspectos considerados al momento evidencian que el perfil de crédito del país no es nada bueno. Un punto ilustrativo adicional es que los reportes sobre las colocaciones de Ecuador en los medios de negocios internacionales como Bloomberg, Reuters, Financial Times y demás, a menudo recuerdan el default que realizó el Gobierno en el año 2009 para desconocer el 93% de la deuda de los Bonos Global 2012 y 2030. El mercado tiene memoria. A esto se suma el desequilibrio fiscal (gastos mayores a ingresos) y la falta de transparencia en las finanzas públicas . Todos estos factores aumentan el riesgo de que Ecuador no pague sus deudas y eso se traduce en intereses mucho más altos. Otro desafío financiero para el nuevo Presidente.

Deuda Interna

Para empezar es importante destacar que de $13.383,6 millones de deuda interna, Finanzas solo considera $1.120,8 millones (con el sector privado) para su cálculo oficial del límite de endeudamiento . Es decir, la deuda con otras instituciones del sector público (BIESS, Petroecuador, Municipios, etc.) no se considera para este fin.

De acuerdo al reporte de Deuda Pública Interna de Finanzas este tipo de endeudamiento se registra en las colocaciones de Bonos del Estado a largo plazo, pero en la práctica no sucede así. El mismo reporte indica que en el 2016 el promedio de estas colocaciones fue de tan solo 6 meses (corto plazo). Esto se debe a que el año pasado el Gobierno intensificó el rollover de la deuda interna. Es decir, emitía deudas que renovaban cada dos o tres meses debido a la urgencia de liquidez.

Pero ahora su comportamiento es otro. En los 3 últimos meses (diciembre, enero y febrero) el Gobierno ha empezado a emitir bonos a plazos más prolongados y fuera de su periodo. De los $2.577 millones emitidos entre diciembre y febrero, el 85% son pagaderos después del 24 mayo próximo. Se trata de $2.179 millones a un promedio de 3.5 años plazo que deberá pagar el nuevo Presidente.

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El endeudamiento público será uno de las herencias del correismo al nuevo Presidente el próximo 24 de mayo. A poco más de dos meses del fin del gobierno del presidente Correa la política fiscal no debería ser tan laxa. Esta situación no solo compromete los recursos del nuevo gobierno sino que agrava la inestabilidad fiscal. Es como intensificar el “doping” para el tiempo extra.

De modo que la nueva administración está obligada a reperfilar la deuda, acceder a nuevos créditos más baratos para pagar los créditos caros “de contado” y quedarse con la nueva deuda a largo plazo y menos costosa. El otro camino es la reestructuración, renegociar las condiciones con los acreedores para mejorarlas pero esto podría implicar un nuevo default. O quizá ambos instrumentos sean necesarios dependiendo de la obligación.

Todavía faltan otras obligaciones no contabilizadas como las preventas petroleras, los atrasos en el Presupuesto, los préstamos del Banco Central, IESS, entre otras, que merecen tratamientos diferenciados y especiales.

Todas estas soluciones parecen poco probables con el continuismo, sería necesario un cambio. La economía necesita ser sanada, no dopada.

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