Es la historia de siempre. La falta de empleo es la mayor preocupación de los ecuatorianos, según un sondeo elaborado recientemente por la encuestadora Cedatos. Y si bien la situación laboral se ha empeorado a causa de las restricciones productivas en medio de la pandemia, el desempleo no es un problema nuevo.
Es preocupante que los ecuatorianos identifiquemos el mismo problema por décadas. Es un tema que ha trascendido gobiernos, crisis, desastres naturales, booms y hasta pandemias, pero sigue sin ser resuelto. Es preocupante porque a pesar de tenerlo identificado no hemos dado con la solución. O, mejor dicho, seguimos renuentes a aceptarla.
Voy al grano sin rodeos. Necesitamos FLEXIBILIZACIÓN laboral. Hay que dinamitar y volver a construir un nuevo Código de Trabajo. Olvidarse de las supuestas conquistas laborales, que son en verdad trofeos al desempleo y la pobreza, y en su defecto enfocarnos en los 8 de cada 10 ecuatorianos que hoy no tienen empleo de calidad.
Es inadmisible hablar de conquistas laborales cuando la gran mayoría ni siquiera accede a un salario básico, no tiene seguridad social, no puede ahorrar, no puede emprender y, por tanto, no puede ofrecer un mejor destino a su familia.
En Ecuador, la normativa laboral que rige el empleo del siglo XXI y del futuro data del siglo pasado. Un Código que fue elaborado cuando los avances tecnológicos eran mínimos y lentos, el trabajo se basaba en la repetición de tareas básicas, y apenas se hablaba de emprendimiento.
Hoy en día sucede todo lo contrario. La tecnología crece y se desarrolla a velocidades casi que inmediatas, el trabajo repetitivo se automatiza y delega a robots, la innovación y creatividad son cualidades cada vez más requeridas, y muchas más personas piensan en emprender que en depender. Esto es lo que debe ser recogido, pero es ignorado, en nuestro Código.
Ecuador merece más que nuca debatir seriamente una reforma laboral flexibilizadora. Con mayor dinamismo y adaptabilidad. La coyuntura actual precisa de facilidad para contratar. Que reclutar sea tan fácil como llamar, acordar condiciones y empezar. Lo mismo si se quiere terminar la relación laboral. Que el trabajador pueda salir rápido e ingresar a otro empleo más rápido aún.
La población en edad de trabajar es 12 millones de personas. La población económicamente activa cayó a 7.5 millones durante la pandemia. Pero solo 1.2 millones tienen un empleo digno. Un Ecuador productivo necesita activados a la mayor cantidad de ecuatorianos posible. Para eso requerimos una reforma que incentive el empleo, garantice la salud y seguridad ocupacional, y que provea seguridad social.
Ecuador no soporta más desempleo. Los jóvenes y mujeres necesitan oportunidades. En esta situación de incertidumbre la contratación indefinida provocará cada vez más desempleo. La contratación a plazo fijo es un punto de partida. Es tiempo de la modernización laboral.
Publicado originalmente por Primicias.
Comments