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  • Foto del escritorFrancisco Briones R.

Coronavirus: evaluación y adaptación de las medidas

La recomendación más importante de la Organización Mundial de la Salud para contener el contagio masivo de coronavirus es someter a pruebas a todos los casos sospechosos y no solo a los casos que presenten síntomas. A esto se suma el distanciamiento social y el aislamiento en casa.


Testear a todos los sospechosos ayuda a romper la cadena de contagio y, por tanto, a reducir la mortalidad. Un ejemplo de esto es lo que ha hecho Corea del Sur, donde el tiempo de las pruebas se ha reducido a menos de 10 minutos y el contagio es uno de los más bajos del mundo.


En Ecuador, como en la mayor parte del planeta, el Gobierno decidió que sólo se realicen pruebas a los casos con síntomas severos. Es tanto un tema de recursos como de operatividad del deficiente sistema de salud. El problema con esto es que inhabilita futuras acciones de contención y control de contagios.


En 24 días, desde que se detectó el primer caso de coronavirus en el país, tan solo se han realizado 3,444 pruebas. Y en los últimos días, el número de pruebas diarias ha crecido cada vez menos, mientras la cantidad de contagiados y sospechosos continúa aumentando con fuerza.


Analizando las cifras oficiales podemos ver que cada día es más probable que las pruebas realizadas resulten positivas. Al 24 de marzo, la tercera parte de personas a las que se le hizo la prueba resultó estar contagiada con el virus. Una semana atrás era tan solo el 14%.


Además, de acuerdo a la Secretaria de Gestión de Riesgos, en los últimos días las pruebas solo aumentaron 20% diario, en promedio. La semana pasada este crecimiento llegó hasta el 50% diario.


Y aunque la falta de pruebas podría ser una de las razones, la que ha sido confirmada por el Ministerio de Salud es la falta de capacidad operativa. En promedio, el INSPI solo puede procesar un promedio de 400 a 500 pruebas diarias.


Queda claro que Ecuador no está realizando suficientes pruebas para determinar la evolución real de los contagios. Por tanto, no podemos tomar las cifras por ciertas. Tampoco nos servirían para determinar tendencias, o evolución de la situación. De hecho, creo que son muy poco útiles.


Uno de los tantos problemas derivados de esta deficiencia tiene que ver con la evaluación de la política pública. Si las cifras no nos permiten siquiera estimar cómo evoluciona la propagación del virus ¿con base en qué se pueden determinar medidas eficaces y útiles? Y más básico aún ¿cómo se medirá el impacto de las medidas actuales tomadas por el Gobierno?


Lo cierto es que actuamos a ciegas. Considerando lo que se ha hecho en el mundo y no necesariamente lo que necesitamos. Pero a casi un mes de haber iniciado las primeras medidas y tras dos semanas de apagón productivo es necesario empezar a evaluar el impacto de lo hecho hasta el momento.


Hay que evaluar porque aún miles siguen en las calles sin protección ni cuidado alguno. Porque el 60% de la fuerza laboral que está en la informalidad quiere trabajar todos los días. Porque ya existen miles de personas contagiadas que están superando solas la enfermedad debido a que no encontraron ayuda ni en el 171, ni en la red pública, ni en la red privada. Porque al parecer las medidas no están dando el resultado anhelado.


Cuidado la cura se vuelve más costosa que la enfermedad. El distanciamiento social y aislamiento son necesarios, pero hay que evaluar el apagón productivo.


Quizá lo mejor para Ecuador sea una combinación de aislamiento, distanciamiento social y actividad productiva. Hay que adaptarnos.


Publicado originalmente por Primicias.

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