Es frecuente escuchar casos de futbolistas ecuatorianos retirados que no cuentan con fuentes de ingresos luego de haber vivido una exitosa carrera deportiva. Se nos hace difícil de creer que una persona pública y conocida, que estuvo a la vista de millones de personas domingo a domingo, que fue querido y respetado por una o varias hinchadas, se encuentre unos años después tocando desesperadamente las puertas de conocidos y desconocidos buscando alguna fuente de ingresos para mantener a su familia.
Casos hay muchos, desde figuras que brillaron con la selección nacional de fútbol hasta jugadores emblemáticos de los clubes más grandes del Ecuador. Luego de su salida de las canchas el dinero no alcanza para cubrir necesidades y cumplir obligaciones. La transición entre la vida activa profesional y el retiro suele ser dura, no solo en lo económico por la pérdida de los ingresos, sino en la parte emocional porque por primera vez el jugador se enfrenta ante la realidad de no poder desarrollar su profesión a pesar de su relativa juventud.
Muchos de los futbolistas retirados intentan mantenerse relacionados a la industria del fútbol. La dirección técnica es una de las actividades preferidas, principalmente la dirección de las divisiones menores de clubes y academias locales. Algunos deportistas se unen al área administrativa de sus antiguos clubes y otros optan por iniciar academias de futbol para menores de edad en sus ciudades de origen.
En los últimos años hemos visto como algunos exjugadores han incursionado en el área de la política. Varios partidos políticos han buscado aprovechar la imagen del deportista para ganar votos y quedarse con algún cargo de elección popular. Por el lado del emprendimiento, pocos son los casos de futbolistas retirados que han tenido éxito en los negocios o que han logrado crear otras fuentes de ingresos en paralelo a su actividad profesional.
Por esta razón, se ha realizado este breve análisis sobre las causas que llevan a los futbolistas ecuatorianos a vivir difíciles situaciones económicas luego de su retiro.
Inicio de la vida profesional a temprana edad y acelerado incremento de ingresos
Las escuelas deportivas reciben deportistas cada vez más jóvenes. Se considera que una buena edad para iniciar la práctica de un deporte con proyección profesional es entre los 6 y 10 años como lo explica el famoso autor Liselott Diem[1]. Sin embargo, hay quienes recomiendan que se inicie entre los 4 y 6 años de edad. Lo que sí nos queda claro es la tendencia a iniciar la carrera antes de la adolescencia.
Los clubes deportivos poseen departamentos de reclutamiento que recorren distintas zonas en búsqueda de jóvenes talentos que formen parte de su institución. Así estos talentos pasan por un proceso de formación que les permite desarrollar su potencial rápidamente. Un club ecuatoriano que ha tomado en serio el proceso de reclutamiento a temprana edad es Independiente del Valle. El equipo de Sangolquí destina entre 30% y 40% de su presupuesto en la generación de talento y desarrollo de jóvenes figuras[2].
Un inicio a temprana edad también significa que el deportista comenzará a percibir ingresos siendo muy joven. Son comunes los sueldos entre $500 y $1,000 para las promesas juveniles que forman parte de la plantilla principal de los equipos nacionales.
Sin embargo, en casi todos los casos este es el primer ingreso que los jóvenes han recibido y esa falta de experiencia puede causar una inadecuada administración del dinero. Esta situación se agrava cuando el joven, debido a su buen desempeño, experimenta un incremento abrupto en sus ingresos gracias a la venta de sus derechos o a un aumento significativo del sueldo.
En resumen, el aumento de los ingresos no coincide con el desarrollo y la madurez de pensamiento del joven jugador. El deportista joven no está preparado para la administración de altas cantidades de dinero y como resultado inicia una etapa de gasto excesivo.
Carrera profesional corta
Sabemos que la carrera de los futbolistas profesionales es muy corta. Esto se debe a varios factores, pero principalmente al deterioro de la condición física a causa del natural envejecimiento. Se considera que la vida profesional de un futbolista acaba alrededor de los 35 años de edad.
En el 2019 se publicó un estudio[3] realizado en España por la Universidad de Vigo sobre la relación entre la edad y el valor de mercado de los jugadores que disputaron las ediciones de la UEFA Champions League entre 1992 y 2018. En dicha investigación se determinó que los mejores años de los futbolistas están entre los 26 y 30 años para los delanteros; mientras que, en el caso de los defensores y arqueros, los años de mayor valor de mercado se extienden hasta los 31 años. Luego de eso, los ingresos y el valor de mercado comienzan a disminuir abruptamente.
El promedio de edad de los jugadores de las mayores ligas europeas está alrededor los 25 años para los atacantes y 27 años para los defensores. Según estos datos, se calcula que la carrera de un futbolista puede tener entre 10 y 15 años de duración y entre 4 y 5 años de alto desempeño acompañado de altos ingresos.
El promedio de edad de los futbolistas participantes en la serie A de la Liga Pro del Ecuador es de 27.3 años y el total de participantes es de 470 jugadores según datos de Transfermarkt. El jugador más joven jugando en primera categoría tiene apenas 18 años; mientras que, el jugador de mayor edad tiene poco más de 39 años.
Decimos que su carrera es corta porque si la comparamos con profesionales de otras áreas, encontramos una marcada diferencia. Por ejemplo, un profesional del área administrativa corporativa puede trabajar entre 30 y 40 años antes de llegar a su retiro. Es decir, la carrera de un futbolista tiende a ser menor a la mitad que la carrera de los profesionales administrativos.
Sin embargo, esto se compensa con el nivel de ingresos que un futbolista profesional puede percibir a lo largo de su carrera. Un jugador que haya formado parte de al menos dos de los equipos más grandes y más reconocidos del país tienen alta posibilidad de superar la cantidad de 1 millón de dólares como ingreso durante toda su carrera deportiva. Esto sin considerar una posible salida del país.
Falta de otra profesión, falta de planificación financiera y ausencia de asesoría
Como resultado de conversaciones y entrevistas mantenidas con varios futbolistas del medio local sabemos que su principal fuente ingresos proviene de la actividad deportiva. En la mayor parte del universo de futbolistas ecuatorianos se evidencia la falta de otras profesiones o habilidades que contribuyan a la generación de ingresos en la etapa de retiro.
El jugador se convence que su profesión es el fútbol y que no tiene la necesidad de estudiar alguna carrera universitaria en paralelo o aprender otros oficios. Los futbolistas entrevistados también han dicho desconocer el funcionamiento y los beneficios de la seguridad social y no poseen planes para afrontar el retiro a edad temprana.
Otro factor relevante es que la mayoría no cuenta con asesoría en temas relacionados al manejo de las finanzas, control de los impuestos, emprendimiento o creación de empresas. Por ello, realizar actividades relacionadas al emprendimiento o desempeño de otras actividades comerciales se vuelve difícil y riesgoso.
Si juntamos estos factores, nos encontramos ante profesionales desprovistos de herramientas que permitan obtener el mayor beneficio posible sobre sus ingresos.
Responsabilidad del futbolista por la familia extendida
Es común que los futbolistas tengan que hacerse cargo económicamente de sus familias. Y no solo de su familia más cercana, sino también de la familia extendida, es decir, no solo de padres y hermanos sino también de abuelos, tíos, primos e incluso suegros.
Esta responsabilidad se traduce en mayores gastos que pueden ser cubiertos gracias a los buenos ingresos, pero le quitan al futbolista joven la capacidad de ahorrar una buena parte de su sueldo. Como consecuencia, la falta de ahorro conlleva a una falta de inversión en activos productivos.
Acciones para mejorar el futuro financiero de los jugadores profesionales de fútbol
Es fundamental comenzar con un plan de formación y educación en temas relacionados a la administración del dinero y el emprendimiento. Para lograrlo es necesaria la colaboración entre académicos, expertos en emprendimiento y futbolistas referentes del medio. Estos participantes desarrollarían charlas, talleres, cursos y material audiovisual que den a conocer a los futbolistas activos, tanto del futbol femenino y masculino y de las distintas categorías, las alternativas a su alcance para asegurar su futuro económico y el de sus familias.
El principal promotor de este plan podría ser la Asociación de Futbolistas del Ecuador quien en coordinación con los y las futbolistas encuentren los canales y métodos apropiados para impartir el programa de formación, asesoría y guía en estos temas sensibles.
Otras iniciativas positivas son las emprendidas por empresas privadas. Es importante realizar acercamiento con instituciones del sistema financiero y del mercado de valores para motivarlos a diseñar servicios y productos financieros y de inversión adaptados a la realidad del futbolista local.
Es importante que de forma inmediata las instituciones relacionadas al entorno futbolístico apliquen programas de desarrollo y de formación que les entreguen a los profesionales del futbol las herramientas apropiadas para asegurar su estabilidad económica y financiera después de su retiro.
Las historias que hasta ahora hemos escuchado de futbolistas retirados en la bancarrota no deben repetirse, deben evitarse.
[1] Diem, L. (1979) El deporte en la infancia. Editorial PAIDÓS. Barcelona, España. EditorialPAIDÓS. [2] Sarinelli, P., Hertimian, R. (2019) Caso de Estudio, Del Anonimato a la Cima del Fútbol Sudamericano [3] Kalén, A., Rey, E. Sal de Rellán-Guerra, A., Lago-Peñas, C. (2019) Are Soccer Players Older Now Than Before? Aging Trends and Market Value in the Last Three Decades of the UEFA Champions League. Faculty of Education and Sport Sciences, University of Vigo.
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