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  • Foto del escritorFrancisco Briones R.

¡Libertad financiera!

Hablemos de un poco de microeconomía esta vez. Las finanzas personales son las más golpeadas por esta pandemia. Todos los efectos macroeconómicos confluyen en un fuerte impacto para los hogares. Todas las crisis se juntaron en Ecuador.


La fiscal, con un Estado raquítico sin ingresos ni recursos suficientes. Hace pocos días pagaron los sueldos de abril recién. Eso quiere decir que miles de familias dependientes del empleo público estuvieron casi 60 días sin ingresos. Y si recién pagaron abril, difícilmente pagarán mayo pronto.


La sanitaria, que nos agarró por sorpresa y sin capacidad de respuesta. Una encuesta del Banco Central del Ecuador reveló que solo la cuarta parte de los hogares ahorran para emergencias. Doble golpe para ellos. Por un lado, no contar con los recursos para afrontar las emergencias de la pandemia, y por otro, excesivos costos de medicamentos e insumos médicos. No hay presupuesto familiar que aguante. Muchos acudieron a deudas, seguramente.


Y, por si fuera poco, la crisis laboral. Recientemente, el presidente Moreno dio cuenta de 150,000 empleos perdidos los últimos dos meses. Es decir, unas 600,000 personas dependientes de estos empleos se han quedado sin recursos. El presupuesto se reduce a cero de un día a otro.


La realidad es que muy pocos hogares estuvieron listos para esta crisis. La misma encuesta del Banco Central revela que solo 4 de cada 100 ecuatorianos han recibido alguna charla o material en temas de educación financiera. El 63% ni siquiera tiene el hábito del ahorro y menos del 10% tienen seguro médico.


La educación financiera es un tema de vital importancia, pero ausente en la formación tradicional. No es la solución a ninguna crisis, pero definitivamente nos permite estar mejor listos para afrontarlas.


El analfabetismo financiero en el país es tan evidente que hasta lo vemos en nuestros gobernantes. Por ejemplo, un PhD en economía, de quien se esperaría al menos alguna noción sobre este tema, decidió gastar todos los recursos extraordinarios que recibió el Ecuador durante su Gobierno.


Si tan solo hubiera ahorrado $1 de cada barril de petróleo que estuvo a $100 no tendríamos que debatir sobre subir impuestos, bajar horas de trabajo o resucitar el anticipo del impuesto a la renta.


Lo mismo en los hogares. Si hubiéramos ahorrado al menos el 2% de los ingresos los últimos 10 años, seguro habríamos estado un poquito más listos para la pandemia. Por ejemplo, un hogar con un ingreso promedio de $500 mensuales tendría ahorrado unos $1,200. Para sobrevivir un par de meses, o cubrir gastos de emergencias médicas por la pandemia.


Ahora más que nunca, en medio de la crisis, es relevante reflexionar sobre hábitos financieros personales y del hogar como el presupuesto, el control de gastos, el manejo adecuado de deudas y en especial el ahorro. Más importante aún es pensar en la diversificación de los ingresos, así como inversiones a corto, mediano y largo plazo.


La economía del país y las decisiones del Gobierno influyen en la nuestra. Pero tenemos en nuestras manos la potestad de anticiparnos para minimizar los impactos negativos y aprovechar los positivos.


Busquemos capacitarnos en finanzas personales y tomemos el control de nuestra economía familiar. La libertad financiera es posible y depende solo de nosotros mismos.


Publicado originalmente en Primicias.

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