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  • Foto del escritorFrancisco Briones R.

Más mundo en el Ecuador

Los 17 años sin visitar la Casa de uno de nuestros mayores socios comerciales del mundo, los Estados Unidos, son un reflejo claro de la irracionalidad de la política comercial de Ecuador en las últimas décadas. Más aún si le agregamos un poco de contexto histórico.


El expresidente Lucio Gutiérrez fue el último mandatario en ser invitado a la Casa Blanca, en 2003. A finales de ese mismo año, en el país del norte se anunció el inicio de las negociaciones para lograr un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Ecuador, Colombia y Perú. Y así fue. En 2004, se desarrollaron varias rondas de negociaciones a fin de concretar el acuerdo con los Estados Unidos.


Mientras tanto, en un país más adelantado del sur del continente, el 1 de enero de 2004 entraba en vigencia el TLC entre Estados Unidos y Chile. Al año siguiente ya no tenían aranceles y el comercio entre ellos tomó mucha fuerza. De hecho, fue uno de los acuerdos con más rapidez en la liberación de trabas.


En medio del surgimiento de la corriente del Socialismo del Siglo XXI, las negociaciones con el bloque de la CAN se trastocaron y Ecuador quedó excluido allá por 2006. Perú y Colombia, por su lado, continuaron con gestiones independientes para conseguir acuerdos bilaterales.

Es así como, tras varias negociaciones, debates y reformas entraron en vigencia los nuevos Tratados de Promoción Comercial (TPC) con Perú y con Colombia el 1 de febrero de 2009 y el 15 de mayo de 2012, respectivamente.


En resumen, Chile, Perú y Colombia llevan 16, 11 y ocho años comercializando casi la totalidad de sus productos con arancel cero en el mercado estadounidense y viceversa.


Pero los TLC no solo se refieren a comercio. Además de eliminar aranceles, implican otras acciones para una liberalización integral de mercados. Brindar protección a la propiedad intelectual es otro de sus pilares fundamentales, así como promover la transparencia regulatoria y garantizar la no discriminación en el comercio de productos digitales.

Todo esto procurando una sana competencia, por lo que también compromete a las partes a mantener leyes de competencia que prohíban conductas comerciales anticompetitivas. Sin dejar de lado temas laborales y ambientales.


Es decir, no solo se intercambian bienes o productos sino también institucionalidad. De hecho, muchas de las atrocidades legales de la década pasada no hubieran podido existir y tendríamos instituciones más sólidas, como sucede en Chile, Perú y Colombia.


Pero este retraso también se ve en las cifras. De acuerdo a la USTR de los Estados Unidos, de los cuatro países comparados, Ecuador es su socio con menor volumen comercial (expo&impo). Colombia es su 27 socio comercial de bienes con USD 28.900 millones. Chile ocupa el lugar 29 (USD 26.700 millones) y Perú el 34 (USD 17.600 millones). Mientras que Ecuador ocupa la posición 42 con apenas USD 12.500 millones.


Es así que los tratados de comercio son indispensables no solo para el acceso a los mercados de bienes sino también para lograr mejoras estructurales e institucionales en las economías.


Y es algo que no solo sucede con las negociaciones con los Estados Unidos, sino con todo el mundo. Por eso vale la pena hacer realidad el eslogan más Ecuador en el mundo, pero sobre todo más mundo en el Ecuador.


Publicado originalmente en Primicias.

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